Poner gotas a los
adultos suele resultar una tarea relativamente sencilla en la mayoría de los
casos. La situación en los niños es bien distinta, y lograr que la gota llegue
a su destino puede convertirse en un auténtico reto.
Párpados cerrados
con una fuerza de superhéroe, caras escondidas tapadas por manos y brazos,
llantos desconsolados, gritos y golpes, situación habitual al intentar poner
una gota a un niño o bebé. Por todo ello, y para evitar que medio bote de
colirio sea derramado en el frustrado intento de que una sola gota caiga en el
interior del ojo de los hijos, proponemos a continuación un listado de breves
consejos que pueden ser de utilidad.
Consejos
para aplicar las gotas
- Las manos deben estar limpias antes de iniciar el proceso
- Los más pequeños quizás no entiendan a la perfección las indicaciones, pero sí serán receptivos al tono tranquilizador
- Una vez abierto el bote, retirar la arandela que cubre la base del gotero, ésta podría caer en interior del ojo del niño y lesionarlo.
- En el caso de que se trate de un fármaco, consultar siempre previamente con el oftalmólogo o pediatra o en la farmacia para evitar reacciones alérgicas y/o interacciones con otros medicamentos.
- Si es necesario instilar diferentes tipos de colirios, es imprescindible dejar un intervalo de cómo mínimo 5-10 minutos entre los mismos. La aplicación continuada sin los minutos de espera podría hacer que una gota arrastrara a la otra, anulando así sus efectos.
Cómo poner las
gotas
- Hay que ser preciso. Con el niño de pie o preferiblemente sentado o tumbado, orientar ligeramente hacia atrás su cabeza. Debe mirar hacia arriba.
- Con el dedo índice y sujetando a su vez la cabecita, coged suavemente el párpado inferior dejando caer la primera gota, evitando en lo posible tocar el párpado o pestaña con el dosificador para que no se produzcan infecciones.
- Si el niño se niega a abrir los ojos, mantener el párpado superior abierto con el pulgar de la mano que sujeta la cabeza, mientras le ponemos el colirio con la otra.
- Con la mano sobre la frente del niño, aplicar con el dedo meñique una presión suave en la esquina interior del ojo, junto al puente de la nariz, durante de 5 a10 segundos. Esto evita que la gota entre al conducto lagrimal, y facilita que el ojo las absorba.
- Secar el exceso de líquido que haya quedado, mediante la ayuda de un pañuelo o gasa estéril.
Consejos para casos
extremos
Para casos extremos
en que los consejos anteriores no son suficientes aún nos quedan un par de
recursos.
- Aplicar la gota en el lagrimal y sujetar suavemente la cabeza del niño, de manera que en cuanto éste abra el ojo el colirio entre en el interior del mismo. A continuación, pedirle al pequeño que parpadee varias veces. El parpadeo ayuda a que los ojos absorban la medicina y restablezcan la visión a la normalidad
- Buscar la alternativa en pomadas. Si existe, ésta se puede poner mientras el niño duerme.
No debemos olvidar…
- Los colirios son de uso individual.
- Comprobar siempre la fecha de caducidad.
- Conservarlos en lugar fresco y seco, y lejos del alcance de los niños.
- En el caso de que la gota sea farmacológica, no prolongar el tratamiento más allá del tiempo recomendado por el médico especialista.
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