Poner gotas a los
adultos suele resultar una tarea relativamente sencilla en la mayoría de los
casos. La situación en los niños es bien distinta, y lograr que la gota llegue
a su destino puede convertirse en un auténtico reto.
Párpados cerrados
con una fuerza de superhéroe, caras escondidas tapadas por manos y brazos,
llantos desconsolados, gritos y golpes, situación habitual al intentar poner
una gota a un niño o bebé. Por todo ello, y para evitar que medio bote de
colirio sea derramado en el frustrado intento de que una sola gota caiga en el
interior del ojo de los hijos, proponemos a continuación un listado de breves
consejos que pueden ser de utilidad.
Consejos
para aplicar las gotas
- Las manos deben estar limpias antes de iniciar el proceso
- Los más pequeños quizás no entiendan a la perfección las indicaciones, pero sí serán receptivos al tono tranquilizador
- Una vez abierto el bote, retirar la arandela que cubre la base del gotero, ésta podría caer en interior del ojo del niño y lesionarlo.
- En el caso de que se trate de un fármaco, consultar siempre previamente con el oftalmólogo o pediatra o en la farmacia para evitar reacciones alérgicas y/o interacciones con otros medicamentos.
- Si es necesario instilar diferentes tipos de colirios, es imprescindible dejar un intervalo de cómo mínimo 5-10 minutos entre los mismos. La aplicación continuada sin los minutos de espera podría hacer que una gota arrastrara a la otra, anulando así sus efectos.