Cuando estás embarazada todo son dudas: temes hacer daño al bebé con cualquier actividad y lo único que te da seguridad es estar sentada tranquilamente en el sofá. Sin embargo, estar embarazada no significa estar enferma y puedes seguir haciendo vida normal, incluyendo sexo.
El sexo no sólo no está prohibido sino que es muy recomendable y saludable ya que el orgasmo provoca la liberación de endorfinas, sustancias que tienen propiedades relajantes y antiestresantes. Por lo tanto, esos momentos son beneficiosos para ti como para el futuro bebé.
Realmente, la conveniencia o no de practicar sexo depende de cada mujer y de cada embarazo.
Afirmaciones certeras
Se puede tener sexo sin ningún riesgo, salvo en casos particulares (antecedentes de abortos, hemorragias…).
El bebé no sufre durante las relacione sexuales. No hay problema de hacerle daño ya que el feto está perfectamente protegido por el líquido amniótico y el útero está fuertemente sellado.
El apetito sexual varía según el trimestre de gestación. En el primero, las náuseas y el cansancio probablemente provoquen que el deseo esté por los suelos, unido al hecho de que en estas primeras semanas siempre se tiene más miedo por un posible aborto espontáneo. Sin embargo, en el segundo trimestre la libido suele aumentar, el peso del bebé aún no dificulta los movimientos y la mayoría de molestias desaparecen.
El orgasmo puede ser más intenso. Aunque depende de cada mujer, es cierto que el aumento hormonal estos meses hace que la parte genital esté más sensible, por lo que el sexo puede resultar más placentero. Asimismo, el peso del bebé congestiona la vagina, volviéndola más receptiva.
No hay posturas más recomendables que otras, depende de la comodidad. Algunas posturas serán imposibles (como la del misionero), ya que se debe evitar apoyar el peso del cuerpo del hombre sobre el abdomen femenino. Por lo demás, cualquier postura en la que se esté cómodo es tan buena como otra.
El sexo puede ser muy beneficioso durante estos meses porque ahora se puede disfrutar sin presión. La mujer suele estar más receptiva, con lo que puede ser más placentero. Una buena sexualidad es importante para preparar el cuerpo para un parto vaginal. Los músculos de la vagina se ejercitan durante las relaciones sexuales y tonifican la musculatura para el momento del nacimiento.
El esperma puede desencadenar contracciones. El semen contiene hormonas que provocan las contracciones uterinas. Por esta razón, es aconsejable limitar las relaciones o hacer uso de preservativo cuando la madre tiene hemorragias o hay riesgo de parto prematuro. Y por lo mismo se recomienda mantener relaciones para provocar el parto de manera natural pasada la semana 40.
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