El calcio es el mineral más abundante en el organismo y uno de los más importantes, ya que entre sus principales funciones se encuentra la construcción de los huesos. Sin embargo, el calcio no es el único responsable del mantenimiento de unos huesos fuertes. La vitamina D es imprescindible para la introducción del calcio en el hueso y la vitamina K2 para su fijación y prevención.
El calcio está presente en aproximadamente un 2% del total de nuestro organismo humano. Por poner un ejemplo, el cuerpo de una mujer de 60 kg contiene 1200 gramos de calcio: el 98% está en los huesos, el 1,5% en sangre y el 0,5% en los dientes.
La función del calcio es fundamentalmente la construcción de los huesos (formados principalmente por calcio, fósforo y magnesio), aunque también juega un papel importante en la salud dental, en el sistema nervioso, en la contracción de músculos y en la coagulación de la sangre.
Durante la vida del ser humano el hueso está remodelándose continuamente mediante un equilibrio entre dos procesos: formación ósea y resorción ósea.
La formación ósea es el proceso en el que se forma tejido óseo nuevo mediante la absorción de calcio y la resorción ósea es un proceso de salida de calcio del hueso, según los requerimientos de nuestro organismo. Este equilibrio no siempre está balanceado, de manera que durante la infancia y la adolescencia predomina la formación del hueso alcanzándose la máxima densidad ósea hacia los 25-35 años. A partir de esa edad y hasta la menopausia se consigue un equilibrio estable entre ambos procesos.
El riesgo de osteoporosis
En la post-menopausia irremediablemente el equilibrio se decanta hacia la resorción ósea, de manera que el hueso se destruye más rápidamente y aumenta el riesgo de sufrir osteoporosis. También debemos tener en cuenta que un consumo deficitario de calcio durante nuestra niñez y juventud aumentará el riesgo de sufrir osteoporosis en etapas más maduras de la vida.
La osteoporosis es una enfermedad crónica que quiere decir “hueso poroso” y se define como una disminución de la masa ósea por pérdida de densidad y aumento de los espacios huecos del hueso.
Vitaminas D y K2
Pero no sólo el calcio es el responsable de nuestra salud ósea, ya que aún tomando cantidades necesarias en nuestra dieta, necesitamos aportar otros componentes necesarios para su buen aprovechamiento: la vitamina D y la vitamina K2.
La vitamina D es imprescindible para la introducción de calcio en el hueso. Nuestro organismo puede fabricarla mediante exposición solar de diez minutos tres veces a la semana, además está presente en pescados grasos, leche, etc…
La vitamina K2 es necesaria para la fijación del calcio en el hueso. Existen estudios que sugieren que la vitamina K2 ayuda a aumentar la densidad ósea y a evitar fracturas en personas con osteoporosis. Puede ser sintetizada por las bacterias intestinales y se encuentra en determinados complejos polivitamínicos específicos para mujeres mayores de 45 años.
Cèlia Prieto.
Farmacéutica y Doctora en Bioquímica.