sábado, 29 de marzo de 2014

Qué son las canas y cómo esconderlas






Esa primera vez, uno de los momentos que todo recordamos: la  primera cana. Te miras al espejo y ves un reflejo de luz salir de tu pelo, un amigo observador te lo comunica o vas a cortarte el pelo y te la descubren. Allí está, la primera cana, y tras de ella muchas más vendrán. Sabes que no hay vuelta atrás que podrás tener más canas, pero no menos.  Vamos a conocer en profundidad a esos enemigos de blanca tez.

¿Qué son las canas?

Con el paso del tiempo, el mecanismo biológico encargado de pigmentar la cabellera deja de funcionar y, con él, desaparece el tinte natural del pelo. En consecuencia, el cabello sigue creciendo pero sin pigmento, sin color. La aparición de las canas en el cabello, en general, no es más que un síntoma que anuncia el obligatorio proceso de envejecimiento al que se enfrenta el ser humano. Su presencia en el cuero cabelludo alcanza el mismo rango que el que pueden tener las arrugas en la piel. No en vano, en la mayoría de los casos, la canicie -que así se conoce académicamente a la progresiva pérdida de color del pelo- es consecuencia de una sucesión de hechos fisiológicos en los que participan genes, proteínas y enzimas.

¿Por qué salen las canas?

El color del cabello es un rasgo distintivo de cada hombre y de cada mujer. Su intensidad y pigmentación varían conforme avanza la edad del individuo. De hecho, generalmente, el pelo sufre un proceso que lo oscurece entre la infancia y la adolescencia. Después la tonalidad del cabello alcanza una fase estacionaria previa a la aparición de las primeras canas, con la llegada de la madurez. Esta decoloración natural adquiere el calificativo de canicie fisiológica o de senescencia. La misma obedece a una disminución progresiva de la producción en el organismo de una sustancia llamada melanina. Es parte de un fenómeno que pasa por varias etapas antes de que los melanocitos, que son las células que están en el pelo, dejen de funcionar por completo. Este proceso es irreversible y provoca la pérdida gradual y no uniforme del color de la cabellera.


Los expertos en la materia también certifican la existencia de casos en los que la canicie ha aparecido motivada por estrés continuo. Un disgusto, la pérdida de un familiar muy querido, el sometimiento a una fuerte presión en el entorno laboral o personal también pueden precipitar la aparición de las canas.

Otro factor que influye en la aparición de canas antes de tiempo es el consumo de tabaco. Recientes estudios demuestran que existen hasta cuatro veces más canosos prematuros entre los fumadores.

La decoloración del cabello, que tanto trae de cabeza a hombres y a mujeres, es irreversible y depende en la mayoría de las ocasiones de procesos hereditarios. Ahora bien, existen casos -los menos- en que las canas son síntomas o consecuencia de enfermedades o de procesos de estrés laboral o emocional.

Localización de las canas

En principio, las primeras canas aparecen salpicando el tapiz capilar de forma diseminada y difusa. Un fenómeno curioso mientras aparece la canicie es la conversión discontinua del cabello de color normal en blanco, por partes y, a veces, separado. Es la denominada canicie anular. En todos los casos, la aparición de cabellos blancos empieza a manifestarse en las regiones temporales, a la altura de las sienes, más tarde por la coronilla y, finalmente, abarca toda la cabeza. Además, en un nivel más avanzado, se pueden extender a la barba, pecho, axilas, brazos y zonas genitales.

¿El que canea no calvea?

La calidad del pelo también disminuye a medida que transcurre el tiempo. Por ello, las canas no tienen la misma fuerza que el pelo anterior. La falta de brillo, los cambios en el grosor y su falta de flexibilidad son características propias de este cambio. Todo ello puede llevar a la caída del cabello, algo que contradice la creencia que asegura que las canas no se caen. Por lo tanto, el dicho 'el que canea no calvea' no deja de ser un error de la sabiduría popular.

Cómo esconder las canas

Pese a lo inevitable del paulatino proceso de la canicie, existen una serie de soluciones cosméticas llamadas a reducir el impacto de las canas en el color de la cabellera.

Existe la posibilidad del uso del tinte para disfrazar las canas. Esta opción, no es recomendable al principio del proceso de decoloración, cuando las canas se presentan en un porcentaje bajo, cifrado en menos del 30% del pelo, conviene disimularlas con tintes semi permanentes. Estos procesos son más suaves y cubren el pelo blanco dándole un aspecto de mechas o reflejos que no alterará el color natural de la cabellera y que respetará durante más tiempo la salud capilar. Los productos en cuestión no contienen peróxido ni amoniaco, por lo que generalmente no dañan en absoluto el cabello. Suelen perder su efecto tras aplicar entre 12 y 24 lavados.

Ahora bien, cuando las canas ya ocupan al menos el 50% de la superficie del pelo, no queda otra solución que los tintes permanentes que, en la mayoría de los casos, contienen productos químicos que utilizados incorrectamente, en exceso o sin control, pueden perjudicar la salud capilar e, incluso, provocar reacciones alérgicas en la piel. 

Aunque los tintes están sometidos a constantes pruebas de alergia e inocuidad y contienen una mínima concentración de amonios, siempre hay que comprobar que no nos causan ninguna alergia o reacción. Para averiguar si podemos utilizar estos productos, conviene hacer una sencilla prueba antes de usarlos por vez primera: se deposita una pequeña cantidad del mismo en la parte interior de la muñeca o detrás de la oreja. Si tras 24 horas no hay reacción alguna, el producto es válido para ser usado sin problemas. 

Qué productos son los más adecuados

Nosotros, desde la Farmacia Torrens recomendamos los tintes Farmatint. Se trata de tintes sin amoníaco que protegerán y nutrirán tu cabello. Sus tintes contienen aceite de argan y aceite de macadamia, encargados de nutrir y dotar de suavidad e hidratación a tu pelo. Además contienen queratina, que actúa reparando el cabello y devolviendo el equilibrio natural al pelo.




¡Bye bye pelos canos!











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